Opinión “¿Trump o Biden?”

Aunque Trump pierda las elecciones en noviembre el proyecto político que representa: violento, racista, xenófobo, machista y anticientífico sobrevivirá. Esto en el contexto de una sociedad profundamente dividida y de una crisis económica que no solo es producto de la COVID sino fundamentalmente, de indicadores menos coyunturales como una deuda federal que este año alcanzará el mismo tamaño del PIB.

En la medida en que las élites más conservadoras con Trump a la cabeza han respondido a esta crisis criminalizando a las minorías para preservar sus privilegios, la protesta social ha tomado las calles como lo muestra el movimiento Black Lives Matter que no solo denuncia la violencia policial sino la injusticia racial en el acceso a derechos como: educación, salud, vivienda y trabajo.

Por eso, no será fácil para Joe Biden, el veterano senador y ex vicepresidente de Obama, aquietar las aguas de la política norteamericana agitadas por la cacofónica retórica trumpiana. Entre otras cosas, porque si bien, su imagen de moderado, reforzada por su dinámica vicepresidenta Kamala Harris, puede servirle para derrotar a Trump cohesionando momentáneamente un heterogéneo conjunto de fuerzas desde los votantes demócratas tradicionales, hasta mujeres, jóvenes hispanos y afroamericanos; esto mismo, le impediría implementar desde el gobierno, las reformas que hoy reclaman amplios sectores sociales en temas como reforma de la policía, redistribución del ingreso, acceso a la salud y cambio climático.

Celebradas las convenciones la campaña entra ya en su fase decisiva y veremos la disputa de narrativas por estados clave como Michigan, Pensilvania, Wisconsin y Minnesota. De un lado Biden cuya campaña superó a Trump en recaudaciones, intentará poner el eje de la discusión en la economía y en la pésima gestión de la pandemia frente a un presidente-candidato que incendiando protestas como las de Portland o Kenosha, jugará la carta de “yo o el caos”.

Si bien Biden marcha adelante en las encuestas, el trumpismo-como el uribismo o el bolsonarismo- mantiene una desconcertante capacidad para manipular los hechos y deformar la realidad, lo que en el mundo pos-Brexit, parece ser la fórmula para ganar elecciones destruyendo la democracia.