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¿Y en política exterior cómo vamos? Análisis del primer año de gobierno del presidente Duque

¿Y en política exterior cómo vamos? Análisis del primer año de gobierno del presidente Duque ¿Y en política exterior cómo vamos? Análisis del primer año de gobierno del presidente Duque

Sheyla Durán Oviedo - Octavo semestre, Universidad del Norte
Carmen Lucía Monsalvo - Octavo semestre, Universidad del Norte
Allison Del Río Bahamón - Séptimo semestre, Universidad del Rosario

El gobierno del presidente Iván Duque cumple a la fecha su primer año detentando el poder. El máximo mandatario colombiano se enfrenta a un examen parcial que desde distintas áreas deja ver cuales han sido los aciertos y desaciertos del segundo presidente más joven que ha tenido Colombia desde su constitución como república. Al mismo tiempo ofrece indicios sobre lo que podría esperarse durante los años restantes de su gobierno.
En materia de política exterior el análisis alcanza cierto tono nostálgico, pero al mismo tiempo preocupante con respecto a los avances alcanzados por el gobierno anterior y las promesas hechas por el gobierno actual.

En relación con el Servicio Exterior, el entonces candidato a la presidencia señaló que en caso de llegar a la Casa de Nariño, buscaría que los colombianos tuviésemos una organización profesional sin clientelismo, con personal calificado académicamente para el desarrollo de las relaciones internacionales. Un año después de su posesión, tres de cada diez funcionarios del Servicio Exterior son diplomáticos de carrera. Su gobierno calificó lo anterior como un hecho histórico, en tanto supera el 20% que reglamenta la norma, la meta sigue siendo contar como mínimo con el 50% de funcionarios formados en carrera diplomática.

En esta misma línea, el presidente Duque anunció en abril del presente año la expedición de una reforma para incrementar el número de personas que llegan a estos cargos por meritocracia y no por nominación directa. Sin embargo, a la fecha dicha reforma no se conoce públicamente, por lo cual no ha sido sometida a debate para su aprobación. En ese orden de ideas, se puede esperar que continúen los nombramientos directos.
Los antecedentes en tal sentido no dejan bien posicionado al gobierno. Controversiales nombramientos han estado en la palestra pública, debido a la nula experiencia consular o diplomática de los designados.
Se destacan los casos de Regina Victoria Aruchan y Leszli Kalli, en el consulado de Miami y la Misión Permanente de Colombia ante la ONU, respectivamente. Las dos cercanas al partido de gobierno lo cual se perfila como el único argumento para sus nominaciones ya que sus hojas de vida carecen de algún tipo de experiencia ni conocimiento sobre la política exterior o las relaciones internacionales.
Sin duda, los sonados nombramientos, generaron una preocupación generalizada y por otra parte han puesto en duda la promesa de campaña encaminada a fortalecer la carrera consular.

En materia de comercio, luego de las veintidós visitas oficiales al exterior, el acuerdo más importante se logró con China. En su visita, el mandatario firmó quince convenios que fortalecen las relaciones comerciales con el gigante asiático.
Se destacan: la exportación de aguacate hass, la inversión en el Banco de Desarrollo Sinosure y el acuerdo de repatriación de presos.
Con respecto a la integración y cooperación regional, fiel a los principios e ideología de su partido político, el presidente anunció desde su posesión el retiro de Colombia de la UNASUR por considerarla “cómplice de la dictadura venezolana”. Paralelamente, creó en conjunto con seis mandatarios de la región el Foro para el Progreso de América del Sur, el cual no da todavía sus primeros resultados.
Por su parte, la Alianza del Pacífico, considerada como uno de los logros más relevantes en materia comercial, se anquilosó luego del retiro de Juan Manuel Santos de la Casa de Nariño.
 
Mientras tanto, el ingreso oficial de Colombia a la OCDE sigue en espera, no obstante, que para la fecha todo el proceso debería haber finalizado. Aún hace falta que la Corte Constitucional revise la Ley 1950 del 8 de enero de 2019 que ratifica la Convención de la OCDE y el instrumento de adhesión, que ya fue sancionado por el presidente. Es urgente que el ejecutivo propugne porque el organismo veedor de la Carta, lo incluya en su agenda para finalizar el tramite.

Finalmente, en cuanto a la diversificación de la agenda internacional, se han presentado más retrocesos que avances. El presidente ha pretendido mantener unas fuertes relaciones exteriores con Estados Unidos y ha manifestado su interés en apoyar firmemente la erradicación de los cultivos ilícitos mediante la fumigación con glifosato.
Con su postura, retorna a la narcotización de la agenda que imperó durante la primera década del siglo XXI, llevando a un plano secundario aspectos fundamentales en los que Colombia debería tener mayor interés.
Ahora bien, no hay que desconocer que sí se ha trabajado arduamente en el tema de la migración venezolana -lo cual surge más que todo como una necesidad inevitable-
Además, que se han logrado algunos avances en la cooperación medioambiental, como fue la firma de una agenda conjunta sobre cambio climático con el Reino Unido.

Dicho esto, aún hay mucho trabajo por hacer y oportunidades por explorar, más que todo en temas de cooperación Sur-Sur, sumado al hecho que con el retiro de Unasur el país aún no toma las riendas sobre sus posibilidades de liderazgo en la región.
 
De manera general, se puede concluir que son pocos los resultados producto de las estrategias y los lineamientos establecidos desde la Casa de Nariño. Este año podría considerarse como un reflejo de lo que se espera en la Política Exterior en el siguiente trienio, sin embargo, nuestro imperante optimismo ciudadano nos empuja a anhelar que no sea así.

Photo by Joel Duncan on Unsplash

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