La “compleja" frontera colombo-venezolana
Claves para entender la ausencia de un acuerdo entre Colombia y Venezuela frente al diferendo marítimo en el golfo
Autoras: María Paula Fonseca y Andrea Valentina Salazar, estudiantes de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario y miembros de APECO.
La “compleja" frontera colombo-venezolana
Este escrito hace parte del trabajo del Semillero de Investigación APECO de la Universidad del Rosario dentro de su línea de investigación “El incidente de la Corbeta Caldas”. Esta segunda entrega busca dar un paso adelante en nuestra investigación, puesto que consideramos indispensable entender las relaciones bilaterales y la política exterior de ambos países para lograr dar explicación a lo sucedido.
Al hablar de las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela es indispensable mencionar las dificultades en materia fronteriza. Desde mediados del siglo XX, la agenda de política exterior entre ambos países se ha visto motivada principalmente por temas de seguridad. Esto no es extraño teniendo en cuenta que comparten más de 2000 kilómetros de frontera. A la disputa por el diferendo marítimo que encuentra sus raíces en el siglo XIX se suman los distintos flujos transnacionales que han surgido y se han intensificado con el pasar de los años. Esto complica la resolución de diversas dificultades en materia fronteriza como el narcotráfico, los movimientos migratorios y la presencia de grupos armados al margen de la ley en estas zonas. Como consecuencia, las relaciones se han “securitizado”, entendiendo este proceso como la subjetividad de lo que se concibe como amenaza, y la pluralidad de problemáticas ha impedido el acuerdo de medidas efectivas para enfrentar las mismas.
En este escrito se busca comprender el impacto de la no delimitación del golfo en las relaciones bilaterales entre ambos países, partiendo del análisis del diferendo marítimo como problemática estructural. Para lograr esto se recurrirá a examinar las coyunturas internas, la agenda en temas fronterizos y la política exterior de ambos países referente a la acogida del derecho internacional del mar, elementos que imposibilitan acuerdos adecuados para tratar todos los asuntos relevantes. Se tomará la teoría de la securitización como punto de partida en la comprensión de las motivaciones para tomar acciones concretas.
En concordancia con Ole Waever y Barry Buzan (1998), no es suficiente analizar una amenaza aparentemente objetiva. Para estos autores lo importante es el proceso a través del cual ciertos actores presentan ante el público la existencia de supuestas amenazas como un pretexto para desplegar ciertas medidas de emergencia y los resultados de este proceso. Como resultado de este proceso la toma de decisiones se enmarca en una percepción amigo-enemigo, “en el cual se legitima el uso de los medios necesarios para acabar con esta amenaza -enemiga- de forma urgente, ya que pone en riesgo la vida de una o varias personas de una comunidad -amiga” (Verdes-Montenegro, 2015). Para este caso de estudio es pertinente entender cómo la falta de un acuerdo mutuo entre ambos países puede traducirse en una percepción de amenaza, dado que afecta directamente la soberanía territorial (Buzan & Barry et al., 1998).
Coyunturas internas
Para hablar de las relaciones colombo-venezolanas en los últimos 70 años es indispensable mencionar el diferendo marítimo. Los intentos de negociación que se han gestado para delimitar el golfo han sido inestables históricamente, muchas veces caracterizados por una iniciativa de Caracas de dejar los acuerdos a medio camino. Como menciona Ardila (1988), esta motivación responde al interés de copar y distraer la atención de la población víctima de la crisis nacional con la situación fronteriza. Resulta importante resaltar la gran influencia sociohistórica que tiene este territorio dentro de la población venezolana, además de un componente de identidad nacional intrínseco que en ocasiones fue utilizado con fines electorales por algunos candidatos. De esta manera lo expresa Ardila:
“La reactivación del diferendo ocupa un importante papel en la coyuntura pre-electoral venezolana, caracterizada por una deplorable situación económica y política que tiende a manifestarse en el creciente descontento popular. Aunque no se haya cuestionado la permanencia en el poder de los partidos Acción Democrática y COPEI, estos tratan de ganar simpatía con planteamientos internacionales que aluden a la defensa de la soberanía nacional y al diferendo con Colombia. Por ello, representantes partidistas no dejan de mencionar y utilizar el diferendo colombo-venezolano.” (Ardila, 1988)
Para entender la importancia que se otorga al territorio marítimo es apropiado utilizar el concepto de “conciencia marítima”. La “conciencia marítima” es “interiorizar el significado del mar en la vida individual y colectiva de las personas que habitan un país” (Martínez, 2015). La interiorización de estas ideas genera un simbolismo cultural, que para el caso venezolano, es determinante en los asuntos electorales y sociopolíticos. De este modo, el diferendo colombo-venezolano es utilizado por facciones venezolanas como elemento fundamental para securitizar las relaciones bilaterales, categorizando a Colombia como “amenaza” y dificultando así un acuerdo entre ambas partes.
Desde el lado colombiano, el diferendo presenta diferentes matices. Por un lado, la construcción del Estado colombiano desde su independencia se ha visto dificultada por el precario dominio territorial de algunas regiones. Como mencionan Cadena y Devia (2012), el país perdió cerca del 65% de su extensión continental desde la misma creación de la Gran Colombia, entre ellas la histórica pérdida de Panamá. La falta de control en el territorio sobre el cual se ejerce soberanía resulta una muestra de debilidad por parte del Estado y crea el espacio propicio para problemáticas que pueden llevar a la pérdida misma del territorio. Es por esto que los distintos litigios en materia de delimitación marítima para Colombia resultan de suma importancia. Por otro lado, la situación de conflicto interno y la intimidación frente a la clara superioridad militar del país vecino han derivado en una tímida y poco radical respuesta desde el bando colombiano.
Derecho Internacional del Mar
Por otro lado, la solución a la delimitación con la influencia de organismos externos se problematiza dado que ninguno de los dos países presentan una posición vinculante a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). Fue abierta a la firma de los Estados en 1982, año en el que Colombia se suscribió a ella. Sin embargo, esta convención nunca fue ratificada por el Estado colombiano ni por el venezolano. Para el caso de Caracas, la ratificación supondría adherirse al método de equidistancia para la delimitación del golfo entre ambas naciones. Este método no se acomoda a los intereses venezolanos dado que le brindaría más territorio a Colombia del que Venezuela está dispuesto a ceder. En el caso colombiano, ratificar la convención sería problematizar su litigio con Nicaragua, país con el que también existe territorio marítimo en disputa. Si bien la ratificación de la CONVEMAR por parte de Colombia sería ventajosa para la delimitación del golfo, dejaría a este Estado en desventaja frente a otra dispuesta histórica.
En la CONVEMAR se “establece un régimen de ley y orden en los océanos y mares del mundo, emanando reglas que rigen todos los usos posibles de los océanos y sus recursos” (Organización marítima internacional, 2020). La aplicación de este instrumento supondría una posible metodología para la resolución de las controversias limítrofes, no obstante, ninguno de los dos países cuenta con una vinculación que amerite su uso con carácter obligatorio. Cabe destacar que en algunos momentos históricos “se propendió por un MASC de carácter internacional amparado en el derecho internacional, caso tribunales de arbitramento, sin embargo no se llegó a nada definitivo” (Pereira, 2014). Si bien es un instrumento que posibilita un procedimiento para establecer las fronteras entre ambos Estados, no es necesaria su utilización para llegar a unas conclusiones limítrofes que sean agradables a ambas partes.
Cuestiones fronterizas
Sin embargo, las problemáticas alrededor de cuestiones fronterizas van más allá del diferendo marítimo. A esto se suma la existencia de distintos flujos transnacionales que han complejizado aún más las relaciones entre ambos países vecinos y han hecho que los temas de seguridad sigan siendo prioritarios en las agendas de política exterior de ambos gobiernos. Entre estos problemas resalta la migración irregular, que para el siglo pasado era en su mayoría proveniente de desplazados colombianos fruto del conflicto armado interno, narcotráfico, contrabando y la presencia de grupos armados como el ELN. El control por parte de los Estados se ha visto limitado en este caso por la vasta frontera que comparten: “Son siete los departamentos colombianos que limitan con Venezuela: Guajira, Cesar, Norte de Santander, Boyacá, Arauca, Vichada y Guainía, y cinco los estados venezolanos que limitan con Colombia: Zulia, Apure, Amazonas, Bolívar y Táchira” (Ardila, 2005).
La securitización de estas problemáticas y el hecho de que las relaciones bilaterales giren en torno a temas de seguridad ha dificultado el establecimiento de medidas cooperativas que logren dar solución a estas problemáticas. Más de un siglo de negociaciones en torno a la delimitación de las aguas marinas y submarinas del golfo ha provocado un estancamiento y un deterioro en las relaciones bilaterales, dificultando así la creación de estrategias de cooperación e integración (Ardila, 1988). A las interminables negociaciones por el diferendo se suman estos flujos transnacionales que aumentan la tensión entre ambos países. Para Cadena y Devia:
“Es claro, entonces, que el desarrollo conflictivo en la delimitación fronteriza se ha convertido en parte de la política exterior y se convierte en un elemento estructural de la política bilateral que varía entre periodos de tensión y posterior distención, generalmente relacionados con temáticas preelectorales y potenciado por las reservas en petróleo y gas en el Golfo. No obstante, la afinidad existente entre los gobernantes y la aparición de problemáticas fronterizas más complejas, derivadas del conflicto interno colombiano, llevaron a congelamientos periódicos del tema de la delimitación marítima.” (Cadena & Devia, 2012)
Consecuencias de la no delimitación: el incidente de la Corbeta Caldas
El vacío legal que existe en materia de delimitación entre ambos países abre paso a una constante inseguridad e inestabilidad de las relaciones bilaterales. El incidente de la Corbeta Caldas de 1987 es un claro ejemplo de cómo la ausencia de un acuerdo enfrenta a las fuerzas armadas de ambos países en algo tan común y cotidiano como un patrullaje marítimo y podría incluso culminar en un conflicto armado. Igualmente, las demás problemáticas en materia fronteriza se suman a la lista de lo que se perciben como amenazas a la seguridad y que no han encontrado alguna solución efectiva. Como menciona Ardila (1988), mientras no se dé una solución al problema estructural que es el diferendo del golfo de Venezuela o Coquivacoa, las relaciones bilaterales entre los países latinoamericanos no se normalizarán debido a la desconfianza que este litigio genera y esto a su vez será un impedimento para el efectivo establecimiento de planes que contrarresten dinámicas como la migración irregular o el contrabando.
En conclusión, la securitización de los temas que giran alrededor de las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela ha sido un impedimento para el establecimiento de una cooperación y una integración efectivas. Empezando por la larga historia de negociaciones frente al diferendo marítimo y terminando con los distintos flujos transnacionales motivados por la vasta frontera y que se escapan del control estatal, la política exterior de ambos países se ha centrado en una agenda de seguridad que no ha tenido como resultado medidas que den solución a los anteriores problemas. La pluralidad de temas en la agenda ha generado un estancamiento en la creación de soluciones compartidas y ha incrementado la tensión entre ambos países que varía según los gobiernos de turno y que se perciben como una amenaza el uno al otro.
Bibliografía
Ardila, M. (1988). El diferendo colombo-venezolano y la política binacional. Análisis Político, 3.
Ardila, M. (2005). Colombia y Venezuela: entre lo estructural y lo coyuntural. A propósito
de la Comunidad Suramericana de Naciones. OASIS, 11.
Buzan, Barry et al., Security: A New Framework for Analysis, Boulder, Lynne Rienner, 1998.
Cabrera Martínez, N. I. (2015). Geopolítica, estrategia marítima e inteligencia estratégica
en la definición de los intereses marítimos colombianos.
Cadena, W. R., Devia, C. A. (2012). Colombia y la territorialización de sus mares. Conflictos
limítrofes y la Convención de Derecho del Mar. Revista Prolegómenos. Derechos y Valores, 15, 30, 199-223.
Vega-Barbosa, Giovanny, Serebrenik-Beltrán, Steffany, & Aponte-Martínez, María Camila.
(2018). Colombia y la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar: Análisis jurídico frente al dilema de la ratificación.
Verdes-Montenegro, F. (2015) Securitización: agendas de investigación abiertas para el
estudio de la seguridad. Grupo de Estudios de Relaciones Internacionales (GERI) – UAM
Organización marítima internacional (2020). Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Pereira, M. (2014). Política exterior de Colombia frente a la delimitación de fronteras
marinas y submarinas en el golfo de Coquivacoa