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El juego de la vida: la recta final

El juego de la vida: la recta final

Autor: Mateo Andrés Riveros Parra
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Voluntario RedIntercol, Universidad Externado de Colombia
 

La lucha contra el cambio climático es una muestra de la decepción (y fragilidad) del multilateralismo y la prevalencia del mundo anárquico realista en el sistema internacional. En un Ted talk, Simon Sinek, presentó un interesante análisis de la influencia de la teoría de juegos en política exterior de EE.UU y como esto contribuyó a la complejidad de muchos contextos del mundo actual. Sinek afirma que existen 2 tipos de juegos, los finitos y los infinitos, y concluyó que: la política exterior de EE.UU es prolongada cuando es basada en los valores nacionales (objetivos infinitos), pero es limitada en visión cuando se basa solo en los intereses nacionales (objetivos finitos). El propósito de este artículo es realizar una breve reflexión a la pregunta ¿qué juego estamos jugando? y ¿cómo estamos afrontando el reto del cambio climático, con actores estatales con objetivos finitos en un juego infinito que determinará la supervivencia de la vida en el planeta?

 Desde las relaciones internacionales, en su mayoría de corrientes, la agenda diplomática se ha guiado por los intereses nacionales de los Estados. En algunos casos, los intereses son encaminados según los valores nacionales, lo que podría mantener la coherencia y armonía entre las políticas. Sin embargo, un problema global como el cambio climático, debe sentar a los líderes mundiales con pragmatismo lógico frente a la subsistencia de la humanidad para tener cambios reales e inmediatos. El único precedente que ha logrado lo anterior, fue la Destrucción Mutua Asegurada, problema que no fue más amenazante de lo que hoy es el calentamiento global.

El último reporte de las Naciones Unidas sobre el cambio climático ha confirmado dos cosas: primero, la prueba científica e indiscutible de que el calentamiento global y los fenómenos climáticos son consecuencia de la actividad humana en el planeta desde el inicio de la revolución industrial y no es un ciclo natural. Y segundo, la urgencia por cambiar el curso de las emisiones de gases de efecto invernadero, sin el cual, la extinción de la vida en la tierra estaría dictada.

Sin embargo, para reconocer la importancia de esto, se debe entender porqué y cómo se esta calentando el planeta. La tierra esta resguardada por la atmósfera que tiene la tarea de un filtro (de entrada y salida) de la proyección del sol, y así, controlar la temperatura interna del planeta, lo que hace posible las condiciones de vida. Sin embargo, la actividad humana emana gases receptores de calor que se acumulan entre el suelo y la atmósfera dificultando el control de temperatura y calentando el planeta. De manera muy simplista e incompleta, este es el principal problema que afronta la humanidad, la acumulación de gases receptores de calor.

Entre la diversidad de gases de efecto invernadero, hay dos protagonistas. El conocido CO2 (dióxido de carbono) es el gas de mayor emisión por los humanos, representa el 55% de los gases de efecto invernadero, su acumulación ha aumentado un 47% desde 1970 y en 2019 marcó la mayor concentración en los últimos 2 millones de años (IPCC, 2021; WarmHeart, s.f). El segundo gas más importante es el CH4 (Metano), ha aumentado su concentración un 156% desde 1970 y se calienta más que el dióxido de carbono, por lo que 1 tonelada de metano hace el efecto de entre 28 a 36 toneladas de CO2 (IPCC, 2021; WarmHeart, s.f).

Frente a este reto, la respuesta de la humanidad ha sido tardía, y más si se compara con la rapidez de la afectación ambiental. Sin duda, la reacción más importante de los humanos gira en torno a las reuniones llamadas COP (Conferencia de partidos o Partes). Desde hace 3 décadas se han venido realizando conferencias con los líderes mundiales y grandes figuras influyentes bajo un solo tema: el manejo del cambio climático (unas más productivas que otras). El COP21 de 2015 ha sido el evento más importante en la historia de la humanidad, en el cual se consolidó el primer tratado internacional con metas claras y objetivos puntuales frente a la emisión de gases, estos son los populares “Acuerdos de París”.

Frente a la amenaza de la extinción, los Acuerdos de París propusieron la meta de mantener el calentamiento global en 1.5 C, a través de la reducción de las emisiones globales en un 50% y eliminarlas por completo para 2050.  Sin duda es un hito sin precedentes y de imperativa importancia. Como parte de los acuerdos, cada 5 años, se realizará un “punto de control” en el que se evaluará el avance y propondrán recomendaciones y nuevas medidas para garantizar el objetivo de 1.5 grados.

A unos escasos días de la publicación de este artículo, el 1 de noviembre de 2021 tomará lugar el COP26 en Glasglow, que es el próximo evento más importante, ya que será la primera retroalimentación desde la firma de los Acuerdos de París. Y que dejará en claro la voluntad política para cumplir lo objetivos medio ambientales.

Sin embargo, el reporte de Climate Action Tracker, publicado en septiembre de 2021, demuestra que las respuestas y las acciones posteriores al COP26 deben ser ambiciosas para cumplir los objetivos dada la falta de compromiso del mundo. El único país que cumplió con las medidas con base al objetivo de los Acuerdos de París fue Gambia (Climate Action Tracker, 2021). Sí, solo 1 país entre 191 firmantes. Dentro los países que son calificados como “casi suficientes” solo se encuentra 1 país europeo, Reino Unido.

Es curioso que entre los primeros 8 países, sólo se encuentre 1 desarrollado, pues, la mayoría de las emisiones son de este grupo de países industrializados, incluyendo a China. De hecho, el reporte de naciones unidas, mencionado anteriormente, también demostró que las emisiones de gases de Europa y Norte América son las causantes de los aumentos de la precipitación de los monzones en el sudeste asiático, el sur de Asía y el Occidente de África (IPCC, 2021).

Una de las razones por las que varios países europeos no están mejor catalogados en el reporte, es porque incumplió con una parte de las obligaciones. Las medidas ambientales tienen dos formas: internas y externas. Por lo tanto, si un país tomó las medidas internas necesarias en recorte de emisiones, pero no cumplió con su compromiso externo (que tiene forma de financiación para países en desarrollo) en el global reflejará un resultado negativo, este es el caso de Alemania y Noruega. Las disposiciones externas consisten en la responsabilidad de los países industrializados de aportar un total de 100 billones de dólares para la financiación de proyectos de transición energética en países de bajo capital, esto tiene como nombre Contribuciones Nacionales Determinadas (CND). Ningún país cumplió los CNDs, lo cual podría explicar una parte del incumplimiento de las medidas internas de los países en desarrollo (Climate Action Tracker, 2021).

El reporte de las Naciones Unidas también esclareció que el carbón es la fuente de energía más nociva para el planeta, y que, sin duda, se debe erradicar por completo para cumplir el objetivo de 1.5 grados. China es el mayor emisor de gases provenientes del carbón, representa el 25% de las emisiones globales, seguido de EE.UU. Lamentablemente, China es uno de los ejemplos de incumplimiento de los acuerdos. A pesar de anunciar públicamente la intención de reducir gradualmente su uso, en 2020 construyó el 75% de las nuevas plantas de carbón del mundo (Climate Action Tracker, 2021). Así mismo, Australia, que es el mayor exportador, ha realizado nuevas inversiones para la exportación del mineral. Además, aproximadamente 70 países, que representan un 25% de las emisiones globales, no enviaron información a pesar de ser uno de los compromisos pactados en los Acuerdos de París (Climate Action Tracker, 2021).

Como se mencionó al principio del artículo, el incumplimiento de los Acuerdos de París demuestra que la anarquía internacional aún es la dominante en el sistema internacional. A pesar de los intentos y avances importantes del multilateralismo y los acuerdos, la decisión negligente de los líderes mundiales refleja que actúan según su interés nacional cercano de beneficio propio.

La cruzada por la restauración y cuidado del medio ambiente es un juego infinito, cuyo objetivo es la supervivencia. Los Acuerdos de París, por primera vez, sentaron objetivos a mediano y largo plazo, es decir, con un carácter infinito. Sin embargo, si los gobiernos sólo lo ven como pautas para ganar puntos de legitimidad internacional (por lo cual sólo lo cumplen lo que les alcanza después de priorizar otros temas), nunca se logrará la meta del juego. Los Estados, a pesar de tener las normas de juego claras (Acuerdos de París), siguen jugando un juego finito con objetivos de corto plazo. Simon Sinek afirma que un juego infinito solo tiene dos formas de terminar: un jugador pierde la voluntad para seguir jugando y se retira, o, se queda sin recursos para seguir jugando…

Referencias

Climate Action Tracker. (2021). Global Update. Climate target updates slows as science ramps up need for action. Climate Analytics. New Climate Institute.

IGBP (International Geosphere-Biosphere Pogramme). (2013). Black carbón larger cause of climate change than previously assessed. Tomado de:  http://www.igbp.net/news/pressreleases/pressreleases/blackcarbonlargercauseofclimatechangethanpreviouslyassessed.5.4910f0f013c20ff8a5f8000152.html.

Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). (2021). Climate Change 2021, The Physical Science Basis. WGI.

Simon Sinek. (2016). What game theory teaches us about war. TED Archive. Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=0bFs6ZiynSU.

Warm Heart. (s.f). Climate Change Primer. Tomado de: https://warmheartworldwide.org/climate-change/?gclid=CjwKCAjw2bmLBhBREiwAZ6ugo-nHk21Dn_8GMeMP6gWHd4U53iNNWkxfE5ShpwmiFZsSzi5pTEb74RoCswEQAvD_BwE.

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