Cinco años de la firma del Acuerdo de Paz: Amores y Desamores con Nuestro Aliado del Norte.
Cinco años de la firma del Acuerdo de Paz: Amores y Desamores con Nuestro Aliado del Norte.
Este artículo es producto del estudio que se ha venido realizando en el semillero de investigación Análisis de Política Exterior Colombiana (APECO) de la Universidad del Rosario, dentro de su línea de investigación “Diplomacia para la Paz”, sobre la política exterior colombiana en relación con la negociación e implementación del Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno de Colombia y la antigua guerrilla de las FARC - EP en 2016.
Autor: Jorge Enrique Reina Orozco, estudiante de doble programa de Jurisprudencia y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario
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Hace 5 años se firmó el Acuerdo de Paz entre el gobierno de Colombia y la entonces guerrilla de las FARC. Durante el proceso de negociación participaron distintos actores internacionales, como son varios Estados (Chile, Noruega, Venezuela, entre otros), Organizaciones Internacionales y Organizaciones No Gubernamentales que mostraron su apoyo y cooperación con el propósito de consolidar una salida pacífica al conflicto más prolongado del hemisferio occidental. Por ende, podemos afirmar que la salida negociada del conflicto no solamente tuvo un impacto trascendental en el orden público interno colombiano, sino que también tuvo fuertes repercusiones en el escenario internacional, especialmente en nuestras relaciones bilaterales con otros países. En este sentido, es importante destacar la asistencia estadounidense (especialmente desde el comienzo del siglo XXI), puesto que, a través de diferentes iniciativas como el denominado Plan Colombia, se pudieron materializar las condiciones necesarias para el diálogo y acuerdo con la guerrilla más antigua del país.
Así pues, los Estados Unidos de América ingresaron en una etapa tardía del proceso. A finales del 2014, el gobierno colombiano solicitó el acompañamiento de Washington, el cual aceptó la propuesta a principios de 2015 mediante la designación de Bernard Aronson como enviado especial para el proceso de paz. El rol de Aronson consistió en la efectiva puesta en discusión de los principales temas de interés para la potencia norteamericana como son: el narcotráfico y la extradición (Semana, 2015). Su apoyo fue particularmente importante durante la 7609ª sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pues los aliados de Colombia durante el conflicto apoyaron la Resolución 2261 de 2016, mediante la cual se creó la Misión Especial de Monitoreo y Verificación del Acuerdo sobre el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y la Dejación de las Armas (Cancillería de Colombia, 2016).
Frente al nuevo panorama sobre la situación interna de Colombia, la cooperación bilateral con Estados Unidos también se transformó, y es por esta razón que se desarrolló un nuevo marco de cooperación conocido como Paz Colombia, centrando la asistencia en la consolidación y expansión de los logros en materia de seguridad y contraterrorismo, así como el fomento de la presencia estatal y el fortalecimiento de las instituciones, especialmente el acceso a la justicia para las víctimas y otros servicios esenciales (The White House, 2016). En palabras de Barack Obama el nuevo nombre es “para reflejar su nuevo propósito de ayudar al país a mantener la paz (…)” “to reflect its new purpose of helping the country keep the peace, rather than wage war”(Landler, 2016). Por otro lado, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) presentó una nueva estrategia de cooperación para el desarrollo del país que, a diferencia de las anteriores, se centraría en el apoyo y acompañamiento del proceso de paz y el posconflicto, la resiliencia ante desafíos medioambientales y la lucha contra el cambio climático (Rojas, 2017, p. 42).
Aunque en este punto era claro el apoyo de los Estados Unidos al Acuerdo de Paz, la implementación tardía del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito generó una gran preocupación en las instituciones americanas, pues desde 2014 el país había presenciado un aumento en la cantidad de hectáreas reportadas de cultivos de coca, sumándose a esta situación la falta de esfuerzos importantes de erradicación manual y la suspensión de la fumigación aérea con glifosato.
Este momento de tensión se vio agravado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, dado que el nuevo presidente de los Estados Unidos tenía como prioridad frenar de manera efectiva el envío de drogas a su territorio desde Colombia, por lo que presionó a las autoridades colombianas para retomar el glifosato e incluso amenazó con descertificar a nuestro país en la evaluación de países que reciben ayuda antinarcóticos, poniendo en riesgo la continuación de las ayudas económicas (Rojas, 2017, pp. 43-44). En consecuencia, y aunque en el primer semestre de 2017 se inició con la implementación del Programa Nacional Integral de Sustitución, los resultados no fueron suficientes para el primer mandatario estadounidense, generando así una situación problemática para Colombia, debido a la existente asimetría en la relación con su principal aliado. Asimismo, la decisión de continuar o retirar la certificación dependía de una persona.
Posteriormente, la llegada de Iván Duque a la presidencia de Colombia no representó mayores cambios frente al evidente desinterés del presidente Trump en asuntos relacionados con Colombia y otros países latinoamericanos. Este hecho aumentó la incertidumbre sobre el apoyo e influencia de la potencia en el posconflicto, aun cuando la relación arraigada en el bipartidismo y el Congreso estadounidense se mantuviera. El mandatario de los colombianos fue crítico del Acuerdo de Paz pues cabe recordar que el partido político al que pertenece el presidente Duque promovía “hacer trizas” el acuerdo luego de la victoria del “No” sobre el “Sí” en el referendo para la paz de 2016. En este aspecto Duque logró encontrar puntos en común con Trump frente al escepticismo a este tipo de negociaciones y convenios. Lo anterior ha dificultado el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el gobierno e incluso generó que el país se fuera aislando en el escenario internacional en temas de justicia transicional y posconflicto.
Por otro lado, el aumento de los cultivos ilícitos fue nuevamente un tema delicado durante 2019 para los Estados Unidos, quien reprochó al gobierno de Duque los pocos resultados en esta materia. De hecho, el momento de mayor tensión de la relación entre ambos mandatarios sucedió después de que el presidente Trump afirmara que “Duque es un buen tipo (…) pero no ha hecho nada por nosotros” “I'll tell you something: Colombia, you have your new president of Colombia, really good guy. I've met him, we had him at the White House. He said how he was going to stop drugs. More drugs are coming out of Colombia right now than before he was president — so he has done nothing for us” (InSight Crime, 2019)
Luego del llamado de atención, vino la calma. En agosto de 2020 los gobiernos de Colombia y Estados Unidos anunciaron un nuevo acuerdo denominado Colombia Crece, encaminado a la inversión de recursos para el desarrollo de las regiones, las mejoras en la infraestructura y la lucha contra organizaciones criminales (El Espectador, 2020). Por el otro lado USAID presentó la Estrategia de Cooperación para el Desarrollo del País (CDCS) 2020-2025, donde recalcó que el Acuerdo de Paz de 2016 fue una oportunidad para alcanzar la paz, estabilidad y prosperidad de Colombia, por lo que es de vital importancia la consolidación de los logros del acuerdo creando una sociedad inclusiva, la expansión de la presencia del Estado en lugares controlados por grupos armados ilegales e involucrar a los ciudadanos en la vida política (USAID, 2020, pp. ii-v).
En resumen, durante la administración de Donald Trump, las relaciones entre Washington y Bogotá se centraron en la situación de Venezuela y la preocupación constante por los cultivos ilícitos en el territorio colombiano, dejando en segundo lugar el posconflicto e implementación del Acuerdo; el presidente de Estados Unidos retrasó el envío de paquetes económicos destinados a la paz y se inclinó por utilizar la fuerza para combatir el narcotráfico y no hacer uso de otros medios planteados como la sustitución voluntaria y erradicación manual.
Ahora bien, la llegada de Joe Biden a La Casa Blanca fue en un momento difícil debido a la intervención de políticos colombianos en las elecciones estadounidenses, generando un gran descontento entre los demócratas. Aún así, el presidente de los Estados Unidos ha manifestado su compromiso con la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia, demostrando que la relación entre los dos países va más allá de la cooperación militar, el terrorismo y el narcotráfico, pues los nuevos programas han puesto sus ojos en temas como la ayuda humanitaria, el medio ambiente y las víctimas.
Para efectos de hacer un balance, considero que aunque no se han cumplido las expectativas trazadas en 2016 en su totalidad, los cinco años desde la firma han estado marcados por la importancia otorgada por Colombia a su relación con Estados Unidos, la cual ha sido crucial para la continuación de la implementación del Acuerdo de Paz. Incluso cuando las diferentes administraciones han otorgado distintos grados de importancia a este proceso, la presencia estadounidense ha sido una constante. Además, la firma del Acuerdo ha impactado de manera positiva la agenda bilateral entre estas dos naciones debido a que se han ido introduciendo nuevos temas que buscan hacer frente a diversos fenómenos, e incluso ha permitido el abordaje de los temas tradicionales desde otros enfoques que no habían sido considerados hasta el momento.
Por otra parte, el 25 de noviembre de 2021 António Guterres señaló que “al hacer hoy balance, podemos afirmar con confianza que el proceso de paz está echando raíces profundas” (ONU, 2021), frente a esta afirmación solo puedo decir que la implementación de este tipo de acuerdos recae principalmente sobre el Estado firmante y no se puede depender de aquellos otros actores que participaron de su formulación o han apoyado la salida pacífica a un conflicto armado. Lo anterior no quiere decir que el papel que juegan Estados, Organizaciones Internacionales u Organizaciones No Gubernamentales sea irrelevante, por el contrario, el caso colombiano demuestra que si bien es necesario el compromiso interno, el cambio en el panorama internacional afecta las dinámicas internas e incluso puede condicionar la puesta en marcha de los compromisos adquiridos en estos pactos.
Finalmente, uno de los logros de la Diplomacia para la Paz ha sido el posicionamiento de Colombia como un referente en el panorama internacional, especialmente para los países que actualmente pasan por situaciones de inestabilidad política y conflicto, como lo reflejan las declaraciones del Secretario General de Naciones Unidas a Etiopía: “El proceso de paz en Colombia me inspira a hacer hoy un llamamiento urgente a los protagonistas del conflicto en Etiopía para que se produzca un alto el fuego inmediato e incondicional que salve al país, permita un diálogo entre los etíopes, resuelva la crisis y permita a Etiopía volver a contribuir a la estabilidad de la región”, palabras que dan un mensaje de transformación de un país problema a uno referente de paz y transición.
Referencias:
Cancillería de Colombia. (2016, enero 26). Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad resolución para crear Misión especial de verificación del acuerdo sobre el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de armas. Cancillería. https://www.cancilleria.gov.co/newsroom/news/2016-01-25/13180
El Espectador. (2020, agosto 17). Presidente Duque y misión de Trump lanzan “un nuevo Plan Colombia”. https://www.elespectador.com/politica/presidente-duque-y-mision-de-trump- lanzan-un-nuevo-plan-colombia-article/
InSight Crime, (2019, abril 6). Op-Ed: Duque “Has Done Nothing for Us,” Says Trump. https://insightcrime.org/news/analysis/duque-done-nothing-trump-us-colombia/
Landler, M. (2016, febrero 5). Obama Praises Colombia’s Peace Efforts With Rebels and Seeks Big Aid Increase. The New York Times. https://www.nytimes.com/2016/02/05/us/politics/obama-praises-colombias-peace-efforts-with-rebels-and-seeks-big-aid-increase.html
ONU. (2021, noviembre 24). Guterres: El proceso de paz en Colombia “está echando raíces profundas”. Noticias ONU. https://news.un.org/es/story/2021/11/1500432
Rojas, D. M. (2017). ESTADOS UNIDOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ EN COLOMBIA. Análisis Político, 30(91), 37–52. https://doi.org/10.15446/anpol.v30n91.70263
Semana. (2015, febrero 21). La bendición de Obama al proceso de paz. Semana.com Últimas Noticias de Colombia y el Mundo. https://www.semana.com/nacion/articulo/la-bendicion-de-obama-al-proceso-de-paz/418597-3/
The White House. (2016, febrero 4). FACT SHEET: Peace Colombia -- A New Era of Partnership between the United States and Colombia. Whitehouse.Gov. https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/2016/02/04/fact-sheet-peace-colombia-new-era-partnership-between-united-states-and
U.S. Embassy Bogotá. (2017, julio 31). Ceremonia de donación de equipos de Acción Humanitaria contra las minas antipersonal al Ejército de Colombia. Embajada de EE.UU. en Colombia. https://co.usembassy.gov/es/ceremonia-de-donacion-de-equipos- de-accion-humanitaria-contra-las-minas-antipersonal-al-ejercito-de-colombia/
USAID. (2020). USAID/Colombia Estrategia de Cooperación para el Desarrollo del País (CDCS) 2020-2025. https://www.usaid.gov/sites/default/files/documents/CDCS_Narrative_Public_SP-Dec14- 2020-508_Compliant.pdf